jueves, 11 de julio de 2019

SILENCIOS, PRIVILEGIOS Y RESISTENCIAS PATRIARCALES.


Este primero de junio cumplimos 3 años de la creación del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género y aún no tenemos una agenda de género específica para los hombres, para la promoción de masculinidades sensibles, empáticas, no opresoras de las mujeres, donde se promuevan nuevos ideales para las identidades masculinas basados en la empatía (sensibilidad y ternura) y la equidad entre los géneros. 

La castración o amputación de la ternura como uno de los hitos fundantes de la socialización masculina nos prepara para obediente e inconscientemente ir dejando en el subdesarrollo nuestras competencias relacionadas al cuidado, lo íntimo y el amor. 

La masculinidad hegemónica se va premiando con insignias cuando se ejercita el silenciamiento y control de sí y de otros, la autosuficiencia, la competitividad, las conductas de riesgo que afectan la salud propia y ajena, y se corona con el examen de las violencias: los hombres somos más victimarios y víctimas de violencias fatales con resultado de homicidio (88% versus 11% las mujeres); somos quienes lideramos los suicidios consumados (85% versus 15% las mujeres); y somos líderes tóxicos en el ejercicio de las violencias contra las mujeres.

 ¿Será posible un nuevo paradigma vincular para nosotros? ¿Podremos aprender a acogernos y aceptarnos a nosotros mismos con respeto, amor y ternura? ¿Y a otr@s? ¿Cómo y qué necesitamos? 

Los Estados han puesto casi todo el énfasis en medidas afirmativas para equiparar a las mujeres en derechos y libertades en la incorporación a los espacios públicos, pero un modelo de desarrollo económico que descuida la vida íntima y el desarrollo íntimo-afectivo de los hombres es un modelo de desarrollo unilateral destinado a su propia extinción. El Estado podría cumplir un rol fundamental en transversalizar medidas para estas nuevas masculinidades, centradas en el cuidado de la vida, en la desidentificación de un modelo patriarcal, rapiña, explotador, abusivo y carente de solidaridad: como un derecho humano para todos los varones.