lunes, 25 de diciembre de 2017

EDUCACIÓN POPULAR COMO ENFOQUE DE INTERVENCIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES




Síntesis de Atilio Macchiavello Rodríguez

Paulo Reglus Neves Freire, nació en Recife, Pernambuco, el 19 de Septiembre de 1921. Murió en São Paulo, el 2 de Mayo de 1997. Fue pedagogo, escritor y uno de los más influyentes teóricos de la educación del siglo XX.

Desarrolló una teoría y una práctica llamada la alfabetización crítica, conocida también como alfabetización liberadora o conscientizadora, para gente analfabeta en Brasil. En 1962 su sistema se difundió cuando enseñó a leer y a escribir a 300 trabajadores de plantíos de caña de azúcar en tan sólo 45 días.

En el Domestic Abuse Intervention Project de la ciudad de Duluth, en Minnesota, Estados Unidos, adaptaron y usaron el sistema de Freire para intervenir en los grupos educativos de Violencia Doméstica, tanto con mujeres como con hombres.

Freire plantea que la educación en cada país debe de convertirse en un proceso político. Cada persona hace política desde cualquier espacio donde se encuentre y el aula de clase no puede ser indiferente frente a este proceso. En este mismo sentido, las violencias contra las mujeres en el espacio íntimo de las relaciones afectivo amorosas y sexuales, no son  problemas individuales ni problemas privados; sino que se trata de un problema político, siendo parte de la violencia estructural contra las mujeres.

Es decir, no son fenómenos excepcionales, ni aislados, sino que se trata de un fenómeno cultural, con fuertes raigambres en lo histórico; siendo las violencias contra las mujeres en los contextos íntimos de las relaciones afectivo amorosas y sexuales, una forma particular de expresión de las muchas inequidades entre hombres y mujeres, las que se consideran como violencias contra las mujeres por razones de género. 

“La negación de nuestra humanidad confirma su existencia. Si cada día alguien nos dice que somos imbéciles, esto demuestra que tenemos una inteligencia a la cual tal persona le teme”. Paulo Freire.


Freire escribe también en relación a la alfabetización para la libertad: “La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra”. Así como quien aprende a leer y escribir no es una persona ignorante, sino que ya posee una cultura, un saber de muchas cosas (algunos definen la cultura como todo lo que se dice o se hace), aunque no posea el lenguaje hegemónico, el lenguaje oficial del poder, el de la lecto-escritura.

Así también, las mujeres que están siendo víctimas de violencia doméstica, ya tienen las experiencias, vivencias y emociones de la violencia que han vivido, aunque no tengan necesariamente las palabras, los conceptos, las categorías y la total comprensión de la violencia que han vivido. No son ignorantes, son expertas en su experiencia.

En esta educación se trata que las mujeres vayan desarrollando una visión crítica de sus experiencias, de su entorno cercano, de su realidad social y política cercana. Quienes facilitan inducirán a través de viñetas, de problemas a resolver y de preguntas, a que las mujeres participantes reflexionen la sociedad en la cual han aprendido a ser mujeres y a cuestionar los climas de tolerancia hacia las violencias a las mujeres. Se trata de escuchar las voces de las mujeres, de escuchar sus propias palabras, que oigamos la voz de cada mujer, ‘su propia voz’; es decir, lo que piensa, siente y ha vivido esa mujer. 

La educación no puede reducirse a una ‘educación bancaria’ (educación que emula un proceso capitalista monetario), en el que se ‘mete y saca’ información en las personas; que se trata sólo de un proceso de adoctrinamiento para adaptarse y conformarse. 

“La condición del mundo no es estática; es un problema a ser resuelto y no un régimen dado al cual nos debemos ajustar”.

No importa que tan oprimido se encuentre, todo individuo es capaz de observar críticamente al mundo”. 

Freire entiende la educación como un proceso a través del cual las personas no se van a adaptar a un sistema injusto, inhumano y que denigra la dignidad de la persona. 

“Somos sujetos actuantes en el mundo”.

Meditar sobre lo que es cultural y lo que es natural es fundamental en la educación liberadora. Todas las cosas que han sido hechas por las mujeres y los hombres, que han sido creadas por la actividad del ser humano no son naturales, son culturales y por lo tanto pueden ser pensadas, puestas en duda y transformadas. Muchas veces los argumentos usados para negar la transformación de las injusticias y para mantener los sufrimientos humanos, son argumentos de lo natural, de aquellas cosas creadas por la naturaleza (o un ser superior para algunos), o que argumentan desde un reduccionismo biologicista, ahistórico, asocial y esencialista.

Las violencias contra las mujeres, incluidas en estas, no sólo las violencias físicas y evidentes, sino que las violencias simbólicas, que prescriben a roles inflexibles y conservadores, los que terminan distribuyendo poderes, tareas y espacios sociales que son inequitativos -en desmedro de las mujeres-, siendo estás explotadas, subordinadas, no valoradas, exigidas (oprimidas).

Para esta educación, ver-entender críticamente el mundo, es poder ver la opresión en el mundo, es conocer y ubicar estas injusticias. Freire se declaraba marxista y buscaba educar en la consciencia de la opresión de las clases (consciencia de clase), a su vez que en toda situación de opresión o jerarquías abusivas o discriminatorias (como la consciencia de género). Pero se declaraba no totalitarista, ni creía en que los cambios humanos dependían de las infraestructuras, como cree el capitalismo y el comunismo; que para él niegan la subjetividad y los sueños.

La persona colonizada manifestará primeramente en contra de su propio hermano la agresividad que ha sido implantada hasta su médula. Defiende su personalidad oponiéndose a su par. Sumergidos en la realidad, los oprimidos no pueden percibir con claridad el régimen que sirve a los intereses del opresor cuya imagen ha sido internalizada por ellos. Bajo este régimen los oprimidos frecuentemente reaccionan en contra de su propia clase en una forma de violencia horizontal”.

Para Freire es fundamental el diálogo en la educación liberadora. La ruta del pensamiento crítico es el diálogo-en contraposición a la cultura del silencio que domina la vida del individuo”. Presentar preguntas y elaborar problemas y preguntas, para generar dudas y despertar un proceso elaborativo cognitivo cuestionador. 

“¿A qué se debe que se nos haya enseñado a conformarnos a todo aquello que llega a ser considerado como un hecho establecido?”. 

“Lo opuesto al pensamiento ingenuo es el pensamiento crítico”. 

“Mientras los oprimidos no comprendan las causas de su opresión, seguirán siendo sus cautivos”.

El fin de preguntarse por lo natural versus lo cultural, es ponerse a pensar lo que ha sido mandatado a no cambiar, a silenciar, ni siquiera a poder ser pensado; aspectos de la realidad que se nos presentan como absolutos, como verdad, como ya terminados, ya hechos, ya finiquitados; sin posibilidad de novedad, de búsqueda o pregunta, es lo que ya se ‘sabe’ con orgullo, lo que ‘es así y siempre será así’; tiene sus raíces en el fatalismo, la desesperanza. Estos argumentos casi siempre son mistificadoras justificaciones de inequidades, que aluden a lo divino, al silencio y al ‘saber’ de alguna autoridad o su supuesta superioridad.

Levantarse, mirar al opresor. 



“El oprimido debe observar los ejemplos de vulnerabilidad de los opresores- que una convicción contraria puede ocurrir; que no son invencibles”.

 “Aunque hablemos de él con desprecio, creemos que el opresor es un ser superior”. 


Desprenderse de las visiones míticas del pensamiento es una tarea de la educación liberadora. Visiones míticas del pensamiento podrían ser que Dios es un ser masculino; el mito de Adán como primer ser humano y señor de todas las cosas; o que los hombres poseen más valor que las mujeres y que los aspectos definidos como masculinos están por sobre los femeninos.

Freire consideraba entonces que la finalidad de educarse era liberarse de  esclavitudes -opresiones- y revolucionar el mundo. Entonces, reflexionar, pensar y dudar sobre las estructuras míticas del pensamiento que nos presentan una realidad inamovible e incambiable, en nuestro caso de las violencias contra las mujeres, necesitamos mirar estas estructuras míticas sobre el amor de pareja, las relaciones íntimas afectivo-sexuales, el ser hombre y mujer, los roles de pareja, roles de padre-madre, esposa-marido. Es decir, necesitamos deconstruir estas creencias y metaideales sobre lo que se considera masculino, femenino, los roles de género.

“Los individuos oprimidos pueden convertirse en aquello que conocen y, a su vez, oprimir a otros”. 

El hombre que usa la violencia sería un opresor a la vez que un oprimido. Oprime a la mujer que maltrata, haciéndola sentir impotente, humillada y de menor valor. Y a la vez, es un sujeto esclavizado por su violencia y sometido a un modelo hegemónico conservador o estructura mítica de pensamiento sobre la masculinidad. Estas visiones míticas dicen que somos innatamente de determinadas maneras.



Dejar la visión mítica implica observar estas maneras como programaciones, como condicionantes, como mandatos, como ‘camisas de fuerza sociales’, que señalan deberes (mandatos prescriptivos) y no deberes (mandatos proscriptivos).

Salir del mundo innato y pasar al mundo de conocer nuestros condicionamientos y programaciones sociohistóricas. 

“Tememos a la libertad, aunque esto sea una señal de nuestra opresión”. 

“La libertad se conquista, nunca se recibe como un regalo. Se le debe procurar”.


La ruptura de la visión mítica es el Momento Ético, cuando la persona entiende que sus pensamientos, su forma de ver, sus emociones y actos son injustos y generan dolor.   
    
Para Freire aprender sólo se da a través de una Praxis, esto es, no sólo hablar, conversar y reflexionar; sino que hacer y reflexionar, reflexionar y luego hacer, sentir, soñar, incorporar las fantasías y el mundo interno, y reflexionar. 

Aprender es cambiar y cambiar es aprender; y nadie enseña a nadie, sino que aprendemos en conjunto a través de vivencias compartidas.

La persona en el proceso de conscientización (tomar consciencia de las visiones míticas) atraviesa distintos momentos y estados:
Conciencia Sumergida – con raíces en el fatalismo.
Conciencia Emergente – con raíces en el miedo.
Conciencia Dividida – con raíces en la ira.
Conciencia Liberada – con raíces en el amor.

“En cierta etapa de la opresión el oprimido adopta una actitud de adhesión al modelo del opresor".

“Un polo no aspira a la liberación sino que a la identificación con el polo opuesto”
           
¿Cómo el proceso grupal y educativo con las mujeres atendidas se puede construir como un proceso político?

¿Llegar a ser seres sociales activas, críticas y pensantes de la sociedad en la que están sumergidas? 

El pensamiento crítico no es negatividad, por el contrario el negativismo debe de estar totalmente alejado del pensamiento crítico para no sesgar la mirada a lo positivo que se está viviendo y poder seguir construyendo desde la realidad.

En la consciencia sumergida en el mundo mítico está presente el fatalismo, el cual es determinista, donde está presente un sentimiento negativista: ‘mi mundo no va a cambiar’; desesperanza, no hay salidas, no hay sueños de otras posibilidades.

La conciencia emergente con raíces en el miedo: 

“Siempre que se den intentos de suavizar el poder del opresor como una cortesía hacia la debilidad del oprimido, se crea una condición de falsa generosidad”. 

Quienes están a la base de esta pirámide de jerarquía abusiva, la mayoría, trabajan gratis o por poco dinero, son dependientes económicamente, son definid@s como defectuosos, no tienen autoridad sobre los recursos, tienen su tiempo y sus movimientos controlados, su oposición es duramente castigada.

Los que están al tope (la élite privilegiada arriba de la pirámide), tienen el poder de recompensar y castigar, crean reglas, establecen valores, definen opinión (verdades y realidades), controlan sistemas e instituciones, controlan el tiempo y la movilidad de otrxs, controlan los recursos y la economía.

Los que están al medio de la pirámide: refuerzan las reglas establecidas por quienes están arriba, desean estar al tope (arriba) mientras critican y condenan a los que están a la base, creen en el mito que trabajando duro van a llegar arriba, tienen miedo de perder lo que tienen y de llegar a la base.

“Tanto la humanización como la deshumanización son posibles para los individuos, pero nuestra única vocación es la humanización”.

Consciencia dividida, la ira. 

“La liberación puede ocurrir solamente si en el proceso liberamos tanto a nosotros mismos como a nuestros opresores”. 

“La lucha contra la deshumanización es la prueba de que no es un estado natural. En esta resistencia son liberados tanto el opresor como el oprimido”. 

Consciencia liberada tiene raíces en el amor.

El proceso de liberación posee campos de lucha de recuperación de libertades.

- La recuperación de la propia memoria. La memoria conforma nuestra identidad y pertenencia, somos sujet@s históricos; necesitamos situarnos en qué momento estamos y qué vamos a transformar. La recuperación de nuestra memoria e identidad histórica. Sin pasado no hay futuro. La memoria como una línea de acción, como campo de ejercicio de nuestras libertades; la memoria como un campo de expansión individual y colectiva. No hay reparación verdadera, ni aprendizaje vital sin memoria.

- La recuperación del propio cuerpo, las estructuras míticas de pensamiento han quedado implantadas en nuestra corporalidad, territorio colonizado por sistemas patriarcales religiosos, médicos, etc.; que lo fragmentan, atraviesan y muchas veces nos devuelven un cuerpo ajeno, deserogenizado, sobre el que no sabemos y sobre el que se imponen los controles sociales. Los condicionamientos de género se hacen carne en la repetición de roles rígidos y conservas culturales dentro de las corazas musculares.

- La recuperación de la ‘propia voz’. Cuando impera la obligación al silencio, la mordaza, la represión, la deseabilidad social, el acomodo. Por lo que la invitación a la palabra desde la libertad, desde el principio de no frustrar la palabra, de dejarla fluir y construir una matriz social de escucha sin crítica, sin juicios, sin consejos, sino que como dice Humberto Maturana: “La atención a los deseos y necesidades del otro, destruye la autoridad (dominio) y crea la amistad (compañía). Cuando esto ocurre la obediencia es reemplazada por la coopreración, y la lucha por la aceptación y respeto mutuo en la coexistencia”.

- La recuperación del propio tiempo. El tiempo nos es secuestrado (Momo). Así como nuestra energía y dinero que va en él. Disponer del propio tiempo es una liberación.

  - El ejercicio del poder con, del nosotros; que se basa en el poder heteroafirmativo, afirmar o autoafirmar a otr@s, es decir, apreciarlos, soltar el control de otr@s y facilitar para que otr@s sean libres, aceptando sus decisiones y no obstruyendo que desarrollen su propio camino de vida (al liberar a otr@ me libero y al liberarme de otr@ permito la posibilidad que ese otr@ se libere de oprimirme).


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